Reportaje Especial: El Hombre que nunca existió.

En la política y en la guerra nada ocurre por accidente. Si ha sucedido te puedes imaginar que fue planeado de ese modo” (Franklin D. Roosevelt).

Para algunos una leyenda urbana. Para otros una muestra de hasta dónde puede llegar el ingenio del ser humano. La Operación Mincemeat. Una historia que por sus fantásticas características tenía todas las pintas de convertirse en un mito de guerra y que terminó transformándose en uno de los movimientos de estrategia militar más destacados de todos los tiempos.

Mucho se ha hablado sobre el tema pero poco es realidad lo que verdaderamente conocemos acerca de este peculiar hecho que cambio para siempre la historia de la humanidad. Esta semana en Rincón de un escritor queremos abrir una de las páginas de guerra más interesantes de la historia de la humanidad. Un hecho que por sí solo se abrió paso en los diarios de la historia para convertirse en el mayor referente del ingenio humano. La Operación Mincemeat (o Carne picada como le llamaron muchos). La crónica de un plan que rompió paradigmas, desafío los imposibles y marco para siempre la historia.

La Operación Mincemeat (su contexto histórico).

1942. La Segunda Guerra Mundial se encuentra en su máximo apogeo. Sendas victorias de la campaña aliada en el Norte de África incrementan la moral de los soldados y afirman la idea que la liberación del continente Europeo no es tan descabellada como algunos creen. El fuerte Nazi no es la maquina invencible que algunos auguran.

Los estrategas aliados entienden que la liberación de Europa es el punto clave para acabar con el dominio del régimen, sin embargo las defensas nazis se han establecido fuertemente en todos los frentes. La única opción viable para las fuerzas aliadas es el ingreso por Italia. Un golpe certero a las fuerzas alemanas en el sur de Italia (Silicia) sería completamente devastador para las fuerzas enemigas ya que abriría paso libre para la conquista de los fuertes alemanes en Italia y posteriormente sus países aledaños. La vitalidad de Silicia, su entrada al control terrestre y mediterráneo, es un dato que tanto alemanes como aliados conocen desde el inicio de la guerra.

Silicia es un punto clave en la estrategia de los grandes mandos aliados y enemigos. Penetrar sus flancos defensivos no es tarea fácil. Las fuerzas italo-alemanas cuentan con gran ventaja sobre cualquier ataque aéreo y terrestre. Terrenos escarpados y grandes aéreas de posesión militar enemiga suponen un gran reto para cualquier ataque. Cualquier concentración masiva de tropas sería probablemente detectada como señal de un ataque inminente, por que los aliados entienden que la única manera de penetrar las líneas enemigas es engañar a los alemanes, de forma que no concentrasen sus fuerzas y rechazasen la invasión.

Estrategas militares de las fuerzas aliadas consultan la mejor estrategia para embaucar a las líneas enemigas de tal manera que pueda ser posible su acceso al sur de Italia. Las ideas comienzan a surgir. Pocos meses antes de la Campaña en África, el Capitán de la RAF Charles Cholmondeley de la Sección B1(a) del MI5 (no Sir Archibald Cholmondeley como se dice en algunos relatos), tuvo la idea de lanzar un transceptor de radio en Francia con un cadáver al que se le pondría un paracaídas mal abierto como supuesto operador, con la idea de proporcionar a los aliados una fuente de desinformación contra los alemanes.

A pesar de lo brillante de la estrategia, el plan del Capitán Cholmondeley, se dejó de lado por impracticable; sin embargo, la idea fue recuperada pocos meses más tarde por el Capitán de Corbeta Ewen Montagu, un oficial de inteligencia naval miembro del Comité de los veinte, que consideró que la idea tenía muchas posibilidades y rápidamente empezó a estudiar los detalles del engaño.

Tras decidir retomar la idea del Capitán Cholmondeley, lo primero que Montagu y su equipo hacen es planificar que tipo de estrategia pueden brindar para engañar el enemigo y de qué manera pueden hacerlo. Basados en la idea de Cholmondeley, consideran que tipo de documentos llevaría un hombre que falleciese por accidente de la apertura del paracaídas, sin embargo rápidamente Montagu y sus hombres entienden que los alemanes saben que los aliados nunca enviaban documentación sensible en los vuelos sobre territorio enemigo, por lo que deciden que el hombre sea víctima de un accidente de aviación en la mar.

Esto sería una explicación de porqué llevaría varios días muerto en la mar, al mismo tiempo que resolvia el problema del alto nivel de clasificación de los documentos. Ahora solo falta el puntillazo final para proceder al plan: un nombre clave para la operación. Con el característicamente macabro sentido del humor de Montagu, la operación recibe el nombre de Mincemeat (Carne Picada).

Nace una leyenda: El Comandante William Martin, de los Royal Marines.

Ayudados por el famoso patólogo Sir Bernard Spilsbury, Montagu y su equipo determinaron que tipo de cuerpo necesitaban para esta operación. De la manera más discreta posible, localizaron el cuerpo de un hombre de 34 años muerto recientemente por una neumonía producida químicamente por ingestión de raticida. Hablaron con su familia de la operación y les pidieron jurar mantener el secreto. La familia lo aceptó, con la condición de que nunca se revelase su identidad. Como el hombre había muerto de neumonía, el fluido en los pulmones concordaba con el hecho de que hubiese permanecido en el agua mucho tiempo.

El paso siguiente era establecer una leyenda o falsa identidad. Por lo que Montagu y compañía se emplean a fondo en el desarrollo de un personaje convincente. Así nace el Comandante William Martin, Capitán eventualmente estampillado como Comandante, nacido en Cardiff, Gales, en 1907, y destinado en el Cuartel General de Operaciones Combinadas. Esta graduación le fue asignada ya que con una graduación inferior, no hubiese podido llevar los documentos de alto grado de clasificación, pero la edad podía ser un problema. Marcando a Martin como Comandante, resolvía el problema y pretendía dar la impresión de que este hombre era un oficial de confianza y muy responsable, para que la operación fuese más creíble.

Para dar más credibilidad a la historia, le inventaron una novia que se llamaba Pam (actualmente una funcionaria del MI5), completándolo con fotos y cartas de amor. Entre sus pertenencias se incluyó un juego de llaves, entradas de teatro recientes, una factura de alojamiento de su club de Londres, etc. Para reforzar el engaño, Montagu y su equipo decidieron insinuar que era algo descuidado, con facturas sin pagar, una tarjeta de identidad duplicada para reemplazar la que había perdido, un pase caducado del Cuartel General de Operaciones Combinadas que se le había olvidado renovar y una airada carta de su banco, el Lloyds Bank por un descubierto de £17 19s 11d.

Este último toque, aunque ingenioso, comportaba un elemento de riesgo, al existir la posibilidad de que la Abwehr tuviese dudas sobre la idoneidad de un individuo tan poco cuidadoso para transportar documentos de alto secreto. Los aliados estaban al tanto del fracaso del Plan Catalina, (intento anterior de engañar a los alemanes y que fue frustrado ante las bases de poca información) aunque Montagu también contaba con la frustración de los alemanes por no haber aprovechado la información que tuvieron en sus manos.

Pero esta trama sobre su capacidad e incompetencia eran necesarios para justificar que tanto el cuerpo como los documentos fuesen recuperados juntos. Para ello, el Comandante Martin llevaría una cadena alrededor de su gabardina a la que iría amarrado su maletín, para dar la impresión de ser una persona que quería estar cómoda durante un largo vuelo, pero quería tener el maletín a mano todo el tiempo, indicando que era un oficial muy responsable, aunque a veces un poco descuidado.

Mientras Montagu y su equipo creaban la falsa identidad, también se estaban generando los documentos necesarios para que el engaño funcionase. Era necesario convencer a los alemanes que el desembarco se iba a efectuar en algún sitio que no fuese Sicilia. La idea principal era presentar un ataque a Cerdeña, como paso previo para establecer una base para un desembarco en el Sur de Francia, y, a continuación, efectuar un gran desembarco en Grecia por los Balcanes. Por lo que en lugar de sugerir directamente estos falsos planes por medio de documentos oficiales, se sugerirían por medio de una carta personal del Teniente General Sir Archibald Nye, Segundo Jefe del Estado Mayor General Imperial al General Sir Harold Alexander, Comandante Británico en el Norte de África donde se le decía "off-the record" que habría dos operaciones.

Alexander atacaría Córcega y Cerdeña, mientras el General Sir Henry Wilson lo haría en Grecia, dando a esta falsa operación el nombre de "Operation Husky", que era el nombre real de la operación de desembarco en Sicilia. Además, en una jugada maestra de psicología inversa, la carta indicaba que se estaban elaborando planes para engañar a los alemanes y convencerlos de que el desembarco se haría en Sicilia. Esto debía dar la impresión a los alemanes de que se enfrentaban a fuerzas los bastante potentes para efectuar dos grandes operaciones simultáneas, y que tendrían lugar lejos de Sicilia, obligandolos a dispersar sus fuerzas para enfrentarse a la amenaza.

Para resaltar el carácter sensible de la carta y establecer la cualificación del Comandante Martin para viajar al Norte de África, Montagu incluyó otra carta de Lord Louis Mountbatten, Jefe de Operaciones Combinadas al Almirante Sir Andrew Cunningham, Comandante en Jefe del Mediterráneo, en la que Mountbatten ensalzaba la experiencia del Comandante Martin en operaciones anfibias; y aún más importante, Mountbatten decía a Cunningham que Martin llevaba una carta demasiado importante para ser enviada por los canales normales, lo que explicaba la necesidad del vuelo de Martin. La carta también decía que el blanco para la invasión sería Cerdeña.

Inicia la Operación Carne Picada.

Una vez trazada la treta, el Comandante Martin fue puesto en un contenedor estanco y sellado conservado en hielo seco y vestido con su uniforme de Royal Marines, y Cholmondeley con Montagu alquilaron un coche para entregarlo en Holy Loch, Escocia y lo embarcaron en el submarino británico HMS Seraph. Montagu había preparado esto con el Almirante Barry, que tenía a los submarinos bajo su mando. Barry sugirió el Seraph, que en ese momento estaba disponible. Fue casualidad que su comandante, el Teniente de Navío Norman L.A. (Bill) Jewell y la tripulación tuviesen experiencia previa en operaciones especiales.

El 19 de abril de 1943 el Seraph se hizo a la mar. Navegó hasta una posición una milla al sur de Huelva en la costa española. Se seleccionó esta posición por que España, aunque oficialmente neutral, simpatizaba con las potencias del Eje, y estaba repleta de agentes de la Abwehr. También se sabía que en Huelva había agentes alemanes muy activos y que tenían muy buenos contactos con las autoridades españolas.

A las 04:30 del 30 de abril, el Teniente de Navío Jewell ordenó a su tripulación subir el contenedor a la cubierta del submarino en superficie. Antes había dicho a su gente que iba a desplegar un sistema meteorológico altamente secreto y ordenó a todos permanecer bajo cubierta. Reunió a sus oficiales, les explicó los detalles de la operación y les exigió mantener el secreto. Después abrieron el contenedor, pusieron el chaleco salvavidas al Comandante Martin y, le ataron el maletín con los documentos, rezaron el Salmo 39 y pusieron suavemente el cadáver en el agua para que la corriente lo arrastrase hacia tierra. Una vez terminado, Jewell puso un mensaje al comité de los veinte diciendo "MINCEMEAT completed".

El cuerpo fue descubierto a las 07:30 por un pescador local de origen portugués, José Antonio Rey María, en la playa de la "Mata Negra", en Punta Umbría, que lo llevó al puerto e informó a las autoridades españolas. La Abwehr local, representada por el técnico en agricultura alemán Adolf Clauss, tuvo conocimiento inmediato del descubrimiento.


Los alemanes muerden el anzuelo.

A los tres días el comité recibía un telegrama del Agregado Naval con la noticia del descubrimiento del cadáver. El cuerpo del Comandante Martin fue entregado al Vicecónsul Británico F K Hazeldene, y fue enterrado con honores militares el 4 de mayo en el cementerio de Huelva.

El Vicecónsul acordó con el forense Eduardo del Torno, redactar el informe post-mortem en el tanatorio de Huelva, próximo al cementerio. Este informó que el hombre había caído al agua con vida, que no tenía golpes, que había muerto ahogado y que el cuerpo estaba en el agua desde hacía entre tres y cinco días. El forense no hizo una autopsia completa al creer que el Comandante Martin era católico, porque llevaba (otro toque de Montagu) al cuello una cadena con una cruz de plata.

Mientras, Montagu decide incluir el nombre del Comandante Martin en la siguiente lista de bajas británicas que, un mes más tarde, es publicada en el Times, sabiendo que los alemanes la iban a leer para confirmar el fallecimiento. Casualmente, también estaban en la lista dos oficiales que habían fallecido al estrellarse su avión en la mar, cuando iban hacia Gibraltar, lo que aumentaba la credibilidad de la historia del Comandante Martin. Para reforzar el engaño, se mandaron una serie de mensajes urgentes del Almirantazgo al Agregado Naval Británico en Madrid, pidiéndole la devolución a cualquier precio de los documentos encontrados con el cuerpo debido a su contenido altamente sensible, todo esto cifrado con una clave de bajo nivel, para alertar a las autoridades españolas sobre su importancia. Los documentos fueron devueltos el 13 de mayo, asegurando que no faltaba nada.

Pero antes los alemanes habían oído hablar del descubrimiento de los documentos, y, no sin cierta dificultad, el agente local de la Abwehr consigue hacerse con ellos. Los alemanes abrieron cuidadosamente el maletín y fotografiaron todo su contenido. Después, el maletín fue entregado a los británicos por las autoridades españolas. Las fotografías se enviaron urgentemente a Berlín, donde fueron evaluadas por la inteligencia alemana.

Cuando el cuerpo del Comandante Martin fue devuelto y se comprobó la documentación, los británicos vieron que había sido leída y vuelta a guardar cuidadosamente. La confirmación posterior obtenida por medio de ULTRA hizo que se enviase un telegrama a Winston Churchill, que estaba en Estados Unidos diciendo: "Mincemeat Swallowed Whole". (Se han tragado toda la carne picada).

Los alemanes se habían tragado totalmente el engaño: anzuelo, línea y flotador. Todo el cuidado que Montagu y su equipo habían puesto para establecer la identidad de Martin había sido rentable.

Adolfo Hitler quedó tan convencido de la autenticidad de los falsos documentos que discrepaba con Mussolini que Sicilia era el punto más probable para la invasión, insistiendo que cualquier incursión sobre la isla debía considerarse parte de un plan de engaño y que el ataque principal sería en cualquier otro lugar.

Hitler dio órdenes para reforzar Corcega y Cerdeña, y envió al Mariscal Rommel a Atenas para formar un grupo de Ejércitos. Los buques patrulleros, minadores y dragaminas asignados a la defensa de Sicilia se mandaron a otros lugares. Pero la decisión más crítica fue probablemente el envío de dos divisiones Panzer del frente ruso a Grecia, justo en el momento en el que se estaban preparando para atacar a los rusos en le Batalla de Kursk.

La Operación Husky empezó el 9 de julio, cuando los aliados atacaron Sicilia por el sur. Pero los efectos de la operación Mincemeat duraron todavía dos semanas, ya que los alemanes seguían convencidos de que era una finta y que el ataque principal sería en Cerdeña o en Grecia. Como resultado, la conquista de Sicilia encontró relativamente poca resistencia y se completó el 9 de agosto. Además, la caída de Palermo a mediados de julio provocó un golpe de estado contra Mussolini el 27 de julio que lo apartó del poder.

Y que fue de...?

Comandante Martin. El hombre al que se conoció como Comandante Martin sigue enterrado en el cementerio de Huelva. Al convertirse Mincemeat en una leyenda, sequía el interrogante sobre la identidad de ese hombre.

En 1996 un historiador aficionado llamado Roger Morgan encontró evidencias de que "Martin" fue un alcohólico vagabundo galés llamado Michael Glyndwr que murió por ingerir veneno para ratas, aunque no se sabe como ni porqué lo ingirió.

La lápida del cementerio de Huelva lleva ahora su nombre real, pero seguirá siendo recordado como el Comandante Martin, que con su muerte, salvó miles de vidas y cambió el curso de la guerra.

En cuanto a Even Montagu, por su participación en la operación Mincemeat se le concedió la orden del Imperio Británico. Se convirtió más tarde en Judge Advocate of the Fleet. En 1953 escribió un libro sobre la operación titulado El hombre que nunca existió que fue llevado al cine poco después.

Fuentes consultadas: Mezbanblogsome, Wikipedia, Forosdeguerra.com

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Sobre el autor

Mi foto
Escritor costarricense. Director de la Revista Level Up. Autor de la novela "El Hombre de la Rosa Negra" (ULACIT, 2009), y el microrrelato "Un café para celebrar" (Editorial Costa Rica, 2012). Actualmente se encuentra trabajando en su novela "Nueve minutos para la media noche" (2013).

Obras publicadas...



El Hombre de la Rosa Negra. (ULACIT) (2010) -Descargar-
Premio Joven Creación (Editorial de Costa Rica) (2012) - Descargar-

Lo ultimo en Ticoblogger