Los héroes reflejan una sociedad. Estudie a los héroes de una nación y comprenderá la nación. Nosotros honramos a aquellos que encarnan nuestros sueños: los miembros de una pandilla brindan por el despiadado, los esclavos estiman al luchador por la libertad y los miembros de un ejército exaltan al dominante. El frágil agasaja al fuerte y el oprimido aclama al valiente.
El resultado de esta tradición es un mosaico de héroes mundiales tan opuestos que van desde Juan Santamaría hasta Simón Bolívar, de William Wallace hasta Abraham Lincon, desde George Patton hasta la madre Teresa, y si hablamos de héroes imaginarios, la lista es interminable: desde el Príncipe azul pasando por el Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, de Don Quijote, hasta El Mió Cid, El Zorro, Batman, yla Mujer Maravilla. Cada uno de ellos es un índice de un capitulo del gran libro que llamamos la humanidad.
Sin embargo, hay un personaje legendario que refleja más de un país, es un reflejo exacto del globo. Se le conoce en todo el mundo. Un rostro tan fácil de reconocer en Costa Rica como en Nigeria. Un inmortal cuya historia ha sido escrita por la gente en todas las tierras y contada en todos los pobladores del mundo. Si es verdad que las leyendas reflejan a la gente, entonces el hombre es un espejo del mundo. Y llegamos a aprender mucho acerca de nosotros mismos cuando aprendemos de él. Algunos lo llaman Sinterklaas. Otro Pere Noel o Papá Noel. Ha sido conocido como Hoteiosho, Sonnerklaas, Padre Navidad, Barriga de Gelatina y en la mayoría del mundo como Santa Claus.
Su nombre original fue Nicolás, que significa victorioso. Nació en el280 A . D. en lo que hoy es Turquía. Se quedo huérfano a los nueve años cuando sus padres murieron de una plaga. Aunque muchos piensan que Santa es un hombre diestro en hacer juguetes, la realidad es que sabia poco o nada sobre los negocios, más bien el Nicolás original estudio Filosofía griega y doctrina cristiana. Fue pastor en Mira a principios del siglo cuarto, y se mantuvo en el cargo hasta su muerte el 6 de diciembre del año 343.
La historia lo reconoce como un santo, pero en el siglo tres fue un poco conflictivo. Fue encarcelado dos veces; una por el emperador Diocleciano por razones religiosas y otra por soltarle un garrotazo a un compañero en plena cara. La historia nos dice que el viejo Nico nunca se caso. Eso no quiere decir que no fuera romántico. Era mejor conocido por la bondad que demostró hacia un pobre vecino que era incapaz de mantener a sus tres hijas o proveerlas de la acostumbrada dote que pudieran atraer esposos. El viejo San Nicolás se escurrió hasta la casa por la noche y dejo caer un puñado de monedas de oro a través de la ventana para que la hija mayor pudiera casarse. Y repitió esto en otras dos noches para las otras dos hijas.
Esta historia fue la semilla que, regada por los años, se convirtió en la leyenda de Santa. Parece que cada generación la adorno con otro ornamento hasta que brillo más que un árbol de Navidad. El regalo creció de un puñado de monedas hasta una bolsa de monedas. En vez de dejarlas caer a través de la ventana, las dejo caer por la chimenea. Y en vez de caer en el suelo, las bolsas de monedas cayeron en las medias de las chicas, las cuales colgaban en el hogar para secarse. (Así fue como empezó todo eso de las medias rellenas.)
Los siglos han mejorado la imagen del viejo Nico, así como sus buenas obras. No solo han embellecido sus actos, sino que su guardarropa y su personalidad han sufrido cambios también. Como obispo de Mira el usaba las túnicas eclesiásticas y la mitra. Se sabía que era delgado, con barba oscura y personalidad seria.
Sin embargo, para el año 1300 ya tenía la barba blanca. Para el siglo 19 ya se le describía con un vientre redondo y el siempre presente cesto de comida sobre el brazo. Pronto aparecieron las botas negras, una capa roja y una alegre media en la cabeza. Durante el siglo 19 la cesta de comida se convirtió en un saco de juguetes. En 1866 era pequeñito como un gnomo, pero en 1933 ya era un fornido ejemplar con mejillas rosadas y una Coca-Cola.
Con el tiempo Santa reflejo los deseos de la gente a través de todo el mundo. Un amigo que requiere lo suficiente para hacer un largo viaje venciendo todos los obstáculos para traer buenos regalos a buena gente. Un sabio que, aunque conoce cada acción, tiene una forma de recompensar al bueno y pasar por alto al malo. Un amigo de los niños que nunca se enferma y jamás envejece. Un padre que le permite a uno sentarse en su regazo y contarle sus más profundos deseos.
Santa. La culminación de todo lo que necesitamos en un héroe. La personificación de nuestras pasiones. La expresión de nuestros más grandes anhelos. El cumplidor de nuestros más profundos deseos. Y… la traición a nuestras menudas esperanzas. ...¿Como? Suave un toque… repítame eso… ¿traición? ¿Me esta usted diciendo que Santa, el viejo Santa es un traidor? ¿Esta bien que el tipo es parte de una historia, pero el pobre Nico no es un traidor o si?…
Permítame explicarle. Vera usted: Santa no puede proporcionarnos lo que realmente necesitamos. Porque él viene una sola vez al año. Cuando soplan los vientos de enero que nos hielan el alma…Santa ya es historia. Cuando las necesidades de diciembre se convierten en pagos de febrero, Santa ya se fue del centro comercial y de los envases dela Coca-Cola. Cuando abril reclama las lluvias o mayo trae los exámenes finales, a Santa todavía le faltan meses para su próxima visita. Y si julio nos encuentra enfermos o agosto nos encuentra solos, no podemos ir hasta su regazo para que nos conforte… la silla esta vacía. El viene una sola vez al año.
Y cuando viene, aunque da mucho, no se lleva mucho. No se lleva la intriga de la tumba, del no saber que va a pasar mañana, la carga de los errores o la ansiedad de los problemas. El es bueno y rápido y gracioso; pero cuando se trata de sanar heridas, es mejor que no vaya a Santa.
No crea que yo pretendo ser un mezquino. No quiero darle con la puerta en las narices al pobre viejecito. Solamente señalo que nosotros somos tímidos cuando se trata de componer una leyenda. ¿Usted pensaría que podíamos hacerlo mejor no? Es de suponer que luego de seis largos siglos hubiéramos fabricado un héroe que resolviera todos nuestros temores, ¿o me equivoco?
Pero no podemos. No pudimos hacerlo. Después de seis siglos hemos fabricado muchos héroes, desde el Rey Arturo hasta Kennedy; del Papa hasta Juan Santamaría. El Che Guevara, Sócrates, Robin Hood, hasta Santa y Superman. Le damos lo mejor que podemos, cada beneficio de la duda, cada fuerza sobrenatural y durante un instante brillante, tenemos el héroe que puede librar Camelot. Pero entonces se filtra la verdad y la realidad sale a la superficie en medio de la ficción y se ven las grietas en la armadura. Y comprendemos que los héroes, por nobles que hayan sido, por valientes que fueran, fueron concebidos en la misma sociedad manchada como usted y como yo. Excepto uno.
Hubo uno que declaró que venía de otro lugar. Hubo uno que aunque tenía la apariencia de hombre, reclamó tener el origen de Dios. Hubo uno que, aunque llevaba el rostro de judío, tenía la imagen del Creador. Aquellos que lo vieron – que Lo vieron en realidad – supieron que en Él había algo diferente. Al toque de sus manos los ciegos recobraron la vista. Al escuchar su orden las piernas de los inválidos caminaron. Con su abrazo las vidas vacías se llenaron de visión. Alimento a miles con una cesta. Calmo una tormenta con una orden. Levanto al muerto con una declaración. Cambio vidas con una solicitud. Cambio la dirección de la historia del mundo con una vida que nació en un establo y murió en una colina.
Durante su última semana resumió sus atribuciones con una pregunta: Hablando de si mismo, le pregunto a sus discípulos: “¿Que pensáis del Cristo? ¿De quien es hijo? Una pregunta penetrante. Una pregunta apropiadamente colocada. El “que” es contestado por el “quien”. Que pensáis del Cristo esta encerrado en de quien es hijo. Observe que Jesús no preguntó: “¿Qué pensáis del Cristo y sus enseñanzas?” o “¿Que pensáis del Cristo y sus opiniones sobre asuntos sociales?”; o “¿Que pensáis del Cristo y su capacidad para dirigir al pueblo?”
Después de tres años de ministerio, cientos de millas recorridas a su lado, miles de milagros, innumerables enseñanzas, Jesús pregunta “¿Quien?” Jesús exhorta a la gente a meditar no en lo que El ha hecho, sino en quien es Él. Es la pregunta final de Cristo: “¿De quien es hijo?” ¿Es el hijo de Dios o la suma de todos nuestros sueños? ¿Es la fuerza de la creación o una criatura de nuestra imaginación? Cuando hacemos esa pregunta acerca de Santa, o de cualquier otro ser al que admiremos, la respuesta es la culminación de nuestros deseos. Una descripción de nuestros más acariciados sueños.
Pero no es así cuando hacemos la pregunta con relación a Jesús. Porque nadie pudo nunca soñar una persona tan admirable como El. La idea de que Dios escogiera una virgen para darlo a luz… la noción de que Dios pudiera revestirse de cabellos y dedos y dos ojos…el pensamiento de que el Rey del universo pudiera estornudar y eructar y ser picado por los mosquitos…es demasiado increíble. Demasiado revolucionario. Jamás hubiésemos creado tal Salvador. No somos lo suficientemente atrevidos.
Cuando creamos un redentor, lo mantenemos a buen recaudo en su castillo distante. Le permitimos solamente los encuentros más breves con nosotros. Le permitimos interrumpir entrando y saliendo en su trineo antes de que podamos acercarnos demasiado. No le pediríamos que viniera a vivir en medio de una gente contaminada. En nuestros más extravagantes sueños no le hubiéramos conjurado para que se volviera uno de nosotros. Pero Dios lo hizo.
Dios hizo lo que no nos hubiésemos atrevido a soñar. El hizo lo que no podíamos imaginar. Se convirtió en un hombre para que pudiéramos confiar en Él. Se convirtió en un sacrificio para que pudiésemos conocerlo. Y derroto a la muerte para que pudiéramos seguirlo.
Eso desafía a la lógica. Es una locura divina. Una santa incredibilidad. Únicamente un Dios que sobrepasa todo sistema y todo sistema común podría crear un plan tan descabellado como este. Y sin embargo, es su misma imposibilidad lo que hace posible. Lo insensato de la historia es su más poderoso testigo.
Porque solo un Dios podría crear un plan tan descabellado. Miles de escritores en el todo el mundo no pudieron crear el plan que nuestro Señor diseño. Haga la lista que quiera. Cervantes, Platón, Sócrates, Homero, Hemighway, Márquez, Borges, Twain, ninguno de ellos pudo imaginar lo que nuestro Dios hizo. Porque solamente un Creador que va más allá de toda barrera lógica pudo brindar semejante ofrenda de amor. En su palabras esta el hecho, la verdad absoluta. “YO SOY EL GRAN YO SOY, Él que se atrevió a hacer lo que el hombre no pudo soñar” Porque lo que el hombre no puede hacer, Dios lo hace.
Así que, cuando se trata de dulces y golosinas, mejillas rosadas y narices rojas vaya al Polo Norte. Al centro comercial o a la televisión. Pero cuando se traté de eternidad, perdón, objetivo y verdad, vaya al pesebre. No al hecho por el hombre, no el que esta en su casa. Sino al que esta en tu corazón. Arrodíllese con los pastores y adore al que se atrevió a hacer lo que él hombre no se atrevió a soñar.
Que pases una muy feliz navidad!!
Idea original: Max Lucado "Y los ángeles guardaron silencio"
El resultado de esta tradición es un mosaico de héroes mundiales tan opuestos que van desde Juan Santamaría hasta Simón Bolívar, de William Wallace hasta Abraham Lincon, desde George Patton hasta la madre Teresa, y si hablamos de héroes imaginarios, la lista es interminable: desde el Príncipe azul pasando por el Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, de Don Quijote, hasta El Mió Cid, El Zorro, Batman, y
Sin embargo, hay un personaje legendario que refleja más de un país, es un reflejo exacto del globo. Se le conoce en todo el mundo. Un rostro tan fácil de reconocer en Costa Rica como en Nigeria. Un inmortal cuya historia ha sido escrita por la gente en todas las tierras y contada en todos los pobladores del mundo.
Su nombre original fue Nicolás, que significa victorioso. Nació en el
La historia lo reconoce como un santo, pero en el siglo tres fue un poco conflictivo. Fue encarcelado dos veces; una por el emperador Diocleciano por razones religiosas y otra por soltarle un garrotazo a un compañero en plena cara.
Esta historia fue la semilla que, regada por los años, se convirtió en la leyenda de Santa. Parece que cada generación la adorno con otro ornamento hasta que brillo más que un árbol de Navidad.
Los siglos han mejorado la imagen del viejo Nico, así como sus buenas obras. No solo han embellecido sus actos, sino que su guardarropa y su personalidad han sufrido cambios también. Como obispo de Mira el usaba las túnicas eclesiásticas y la mitra. Se sabía que era delgado, con barba oscura y personalidad seria.
Sin embargo, para el año 1300 ya tenía la barba blanca. Para el siglo 19 ya se le describía con un vientre redondo y el siempre presente cesto de comida sobre el brazo. Pronto aparecieron las botas negras, una capa roja y una alegre media en la cabeza. Durante el siglo 19 la cesta de comida se convirtió en un saco de juguetes. En 1866 era pequeñito como un gnomo, pero en 1933 ya era un fornido ejemplar con mejillas rosadas y una Coca-Cola.
Con el tiempo Santa reflejo los deseos de la gente a través de todo el mundo.
Santa. La culminación de todo lo que necesitamos en un héroe. La personificación de nuestras pasiones. La expresión de nuestros más grandes anhelos. El cumplidor de nuestros más profundos deseos. Y… la traición a nuestras menudas esperanzas.
Permítame explicarle. Vera usted: Santa no puede proporcionarnos lo que realmente necesitamos. Porque él viene una sola vez al año. Cuando soplan los vientos de enero que nos hielan el alma…Santa ya es historia. Cuando las necesidades de diciembre se convierten en pagos de febrero, Santa ya se fue del centro comercial y de los envases de
Y cuando viene, aunque da mucho, no se lleva mucho. No se lleva la intriga de la tumba, del no saber que va a pasar mañana, la carga de los errores o la ansiedad de los problemas. El es bueno y rápido y gracioso; pero cuando se trata de sanar heridas, es mejor que no vaya a Santa.
No crea que yo pretendo ser un mezquino. No quiero darle con la puerta en las narices al pobre viejecito. Solamente señalo que nosotros somos tímidos cuando se trata de componer una leyenda. ¿Usted pensaría que podíamos hacerlo mejor no? Es de suponer que luego de seis largos siglos hubiéramos fabricado un héroe que resolviera todos nuestros temores, ¿o me equivoco?
Pero no podemos. No pudimos hacerlo. Después de seis siglos hemos fabricado muchos héroes, desde el Rey Arturo hasta Kennedy; del Papa hasta Juan Santamaría. El Che Guevara, Sócrates, Robin Hood, hasta Santa y Superman. Le damos lo mejor que podemos, cada beneficio de la duda, cada fuerza sobrenatural y durante un instante brillante, tenemos el héroe que puede librar Camelot. Pero entonces se filtra la verdad y la realidad sale a la superficie en medio de la ficción y se ven las grietas en la armadura. Y comprendemos que los héroes, por nobles que hayan sido, por valientes que fueran, fueron concebidos en la misma sociedad manchada como usted y como yo. Excepto uno.
Hubo uno que declaró que venía de otro lugar. Hubo uno que aunque tenía la apariencia de hombre, reclamó tener el origen de Dios. Hubo uno que, aunque llevaba el rostro de judío, tenía la imagen del Creador.
Durante su última semana resumió sus atribuciones con una pregunta: Hablando de si mismo, le pregunto a sus discípulos: “¿Que pensáis del Cristo? ¿De quien es hijo? Una pregunta penetrante. Una pregunta apropiadamente colocada. El “que” es contestado por el “quien”. Que pensáis del Cristo esta encerrado en de quien es hijo. Observe que Jesús no preguntó: “¿Qué pensáis del Cristo y sus enseñanzas?” o “¿Que pensáis del Cristo y sus opiniones sobre asuntos sociales?”; o “¿Que pensáis del Cristo y su capacidad para dirigir al pueblo?”
Después de tres años de ministerio, cientos de millas recorridas a su lado, miles de milagros, innumerables enseñanzas, Jesús pregunta “¿Quien?” Jesús exhorta a la gente a meditar no en lo que El ha hecho, sino en quien es Él.
Pero no es así cuando hacemos la pregunta con relación a Jesús. Porque nadie pudo nunca soñar una persona tan admirable como El. La idea de que Dios escogiera una virgen para darlo a luz… la noción de que Dios pudiera revestirse de cabellos y dedos y dos ojos…el pensamiento de que el Rey del universo pudiera estornudar y eructar y ser picado por los mosquitos…es demasiado increíble. Demasiado revolucionario. Jamás hubiésemos creado tal Salvador. No somos lo suficientemente atrevidos.
Cuando creamos un redentor, lo mantenemos a buen recaudo en su castillo distante. Le permitimos solamente los encuentros más breves con nosotros. Le permitimos interrumpir entrando y saliendo en su trineo antes de que podamos acercarnos demasiado. No le pediríamos que viniera a vivir en medio de una gente contaminada. En nuestros más extravagantes sueños no le hubiéramos conjurado para que se volviera uno de nosotros. Pero Dios lo hizo.
Dios hizo lo que no nos hubiésemos atrevido a soñar. El hizo lo que no podíamos imaginar. Se convirtió en un hombre para que pudiéramos confiar en Él. Se convirtió en un sacrificio para que pudiésemos conocerlo. Y derroto a la muerte para que pudiéramos seguirlo.
Eso desafía a la lógica. Es una locura divina. Una santa incredibilidad. Únicamente un Dios que sobrepasa todo sistema y todo sistema común podría crear un plan tan descabellado como este. Y sin embargo, es su misma imposibilidad lo que hace posible. Lo insensato de la historia es su más poderoso testigo.
Porque solo un Dios podría crear un plan tan descabellado. Miles de escritores en el todo el mundo no pudieron crear el plan que nuestro Señor diseño. Haga la lista que quiera. Cervantes, Platón, Sócrates, Homero, Hemighway, Márquez, Borges, Twain, ninguno de ellos pudo imaginar lo que nuestro Dios hizo. Porque solamente un Creador que va más allá de toda barrera lógica pudo brindar semejante ofrenda de amor. En su palabras esta el hecho, la verdad absoluta. “YO SOY EL GRAN YO SOY, Él que se atrevió a hacer lo que el hombre no pudo soñar” Porque lo que el hombre no puede hacer, Dios lo hace.
Así que, cuando se trata de dulces y golosinas, mejillas rosadas y narices rojas vaya al Polo Norte. Al centro comercial o a la televisión. Pero cuando se traté de eternidad, perdón, objetivo y verdad, vaya al pesebre. No al hecho por el hombre, no el que esta en su casa. Sino al que esta en tu corazón. Arrodíllese con los pastores y adore al que se atrevió a hacer lo que él hombre no se atrevió a soñar.
Que pases una muy feliz navidad!!
Idea original: Max Lucado "Y los ángeles guardaron silencio"
Excelente post!
ResponderEliminarRealmente excelente
hola
ResponderEliminarsaludos
orale...
me encontre con tu blog por medio del de pablo mariosa y mira que excelencia tienes para escribir, realmente muy bueno
que estes bien, te espero por mi pequeño blog
byE
y de pasada...Feliz Navidad!
Feliz Navidad!
ResponderEliminarIgual mis amigas! Feliz Navidad!!
ResponderEliminarMe llegaste a lo más profundo con lo q escribís! Cautivada!!
ResponderEliminarY qué researching! De lo que he leído tuyo, este es uno de los posts que más me gustan!
Feliz 2009 amiguin!!!!
Nos vemos muy pronto!