La sentencia fue clara. No quisiste escuchar mis palabras. Hoy sientes la sangre correr por tus mejillas. El ardor del fuego en mis ojos. El calor de mis puños bajo tus labios. Tuviste tu oportunidad compañero. Te di la ventaja necesaria para correr o pelear, sin embargo cometiste tu más grande error: No puedes dejar vivo a un hombre como yo. Tenías que acabarme cuando tuviste tu oportunidad. Acabarme cuando estaba en el suelo. Ahora me he levantado y lo peor para ti ha comenzado.
Te lo advertí. No iba a dejar las cosas a mi suerte. Yo soy el que sobrevivió. El rey de los imposibles. Al que muchos deseaban ver en las ruinas y la miseria. El que regreso de la muerte. El que ha venido por lo que le pertenece. Es hora de sentar las bases. Poner los límites. Hacer historia. He esperado toda mi vida este momento.
¿Creíste que me ibas a tumbar? ¿Pensaste que me podías matar? Sangre, sudor y lágrimas. Mira mi rostro. ¿Lo puedes ver? Aún sigo de pie. ¿Que se siente? No me digas que ese fue tu mejor golpe. ¿Porque tiemblas "campeón"? ¿Donde esta tu coraje ahora? Mira mis ojos. ¿Es todo lo que tienes? Vamos, no me hagas reír. Aún sigo de pie. Es mi turno ahora. ¿Lo sientes? Es la furia de aquel que lo ha perdido todo. Es el sabor de tu derrota. El designio de mi victoria.
Ocultensen estrellas. Tiemblen reinos del tierra. Aún queda uno al que no han matado. Uno por uno, el tiempo para ustedes se ha acabado.
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