Desde mi ventana: 9/11 para nunca olvidar

9 de Septiembre, 2001.

8:22 de la mañana.

Mañana fría, normal y corriente. Tres compañeros de colegio debaten al calor de una serie de empanadas de pollo, papa y carne si es necesario presentarse a las clases de francés de la profesora Xinia Mena, o buscar una alternativa de entretenimiento mucho más pura y sincera en la casa de alguna compañera. Resultado final del sorteo (dos votos contra uno) presentarse a la primera lección y escaparse por la ventana rota al final de salón cuando la profesora haya pasado lista. Ninguno de nosotros esperaba que nuestros planes de gozo placentero cambiaran tan drásticamente en cuestión de un par de momentos.

8:49 a.m.

La entrada al colegio esa mañana parecía más desolada que de costumbre. Gente corriendo de un lado al otro haciendo preguntas y afirmaciones al aire. Nadie se detiene a tomarse un respiro. Hay rostros frustrados y llenos de excitación a diestra y siniestra. Lo primero que pasa por nuestras mentes es que las bromas incendiarias de Juan José por fin cobraron una victima. Bromas van y vienen mientras el cigarrillo de turno se gasta en la entrada del portón. Javier, el guarda del colegio es quien nos advierte de lo que realmente sucede. Nuestros oídos no pueden creerlo.

8:53 a.m.

La gente se amontona en la sala de profesores. Territorio marcado que esa mañana rompió las barreras de audiencia. Una veintena de profesores y estudiantes aglomerados los unos con los otros, impactados ante las imágenes transmitidas en el televisor. Señal en vivo de una cadena internacional retransmite el momento en que un avión de la América Airlanes choca contra la torre derecha del Wall Trade Center en Nueva York.

Nadie puede creer lo que esta viendo. ¿Cómo diablos se va a estrellar un avión contra las torres gemelas? Otro blanco sale de la caja. Los presentadores de noticias nacionales informan que la versión oficial es referente a un desperfecto en el aparato aéreo. En eso sucede lo inesperado.

9:04 a.m.

Mientras observamos en vivo la toma del WTC en llamas por el impacto del primer avión, y los comentarios del noticiero, un segundo aeroplano de la AA se desplaza en parte bajo de la pantalla a una velocidad increíble, impactando violentamente contra la torre izquierda del WTC y provocando una gran explosión. Los gritos de las profesoras y compañeras llenan el ambiente. “La madre que los trajo al mundo”. Nadie se puede explicar que los que esta sucediendo. Desesperación, angustia, desconsuelo. En vivo y en directo miles de personas ven como el según avión choca contra las torres…

Minutos después CNN informa de un accidente aéreo en el Pentágono. La teoría de los accidentes se viene al suelo. Por primera vez en años se escucha la palabra “terrorismo”. Fuentes internacionales confirman los atentados. El desconcierto se apodera de los estudiantes del Liceo de Atenas. Las clases se suspenden momentáneamente… Otro avión choca en los bosques de Pensilvania. Las torres empiezan a ceder. Cae la primera. Humo, gritos, desconsuelo en la pantalla. Cae la segunda. El telón del mundo se viene abajo. La cajetilla se ha acabado.

9/11 un par de números que por si solos no significaban nada hace un par de años. Hoy en día son referentes de ese infame acto que conmovió al mundo. Siete años después es imposible olvidar donde estábamos la mañana que sucedieron los atentados contra el WTC. El día que la seguridad de un estado fue puesta en jaque. El inicio de la polémica.

Las preguntas y los fantasmas del pasado aún revuelven nuestras cabezas ¿Qué paso realmente esa mañana? ¿Quienes fueron los verdaderos responsables? El 9/11. El delirio de los fabricantes de teorías conspirativas. Dos guerras en el medio oriente, la muerte de un dictador y el rumor de armas de destrucción masiva siguen en el aire. Siete años han pasado y aun no hay respuestas claras y sinceras.

¿Ataque externo? ¿Amenaza interna? Solo el gobierno americano lo sabrá. No es mi intención hacer hoy polémica sobre el recuerdo de estas personas. Vendrán otros momentos y otras ocasiones para hacerlo. 2.973 personas murieron esa mañana. 2.973 personas con anhelos, sueños y metas que esa mañana llegaron a su fin. 2.973 personas que piden no ser olvidadas.

9/11. 9:02 a.m. Una mente se abre. Una llama se enciende. Un fuego se apaga.


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Sobre el autor

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Escritor costarricense. Director de la Revista Level Up. Autor de la novela "El Hombre de la Rosa Negra" (ULACIT, 2009), y el microrrelato "Un café para celebrar" (Editorial Costa Rica, 2012). Actualmente se encuentra trabajando en su novela "Nueve minutos para la media noche" (2013).

Obras publicadas...



El Hombre de la Rosa Negra. (ULACIT) (2010) -Descargar-
Premio Joven Creación (Editorial de Costa Rica) (2012) - Descargar-

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