- Le diré cómo vivió...
¿Cómo quieres que te recuerden? El mensaje de The Last Samurai es algo que he llevado en mi corazón durante años. Fue, es, y siempre será una parte trascendental en la batalla interna que constantemente libramos, desde hace 16 años, por encontrar la redención a nuestros errores y pecados. No ha sido fácil. No se puede echar el reloj atrás. Y hay cosas que nunca podré enmendar. Pero es el precio que tenemos que pagar. Y estamos dispuestos a ello, porque es parte del largo camino que nos llevará algún día a encontrar la paz interior.
"No podemos olvidar quiénes somos, o de dónde venimos".
Desde que tuve a Elizabeth en mis brazos por primera vez, entendí el peso y la responsabilidad del camino que recorrimos... y el camino que tendremos que recorrer. Asumí por primera vez, mi propia mortalidad y el peso de mis aciertos y mis errores. De que somos seres finitos, que algún día tendremos que decir adiós, y que lo único que quedará de nosotros serán los recuerdos de aquellos con quienes compartimos. Y la lucha por llevar un estilo de vida basado en el honor, el trabajo duro y el sacrificio de lo que somos, por lo que queremos ser... con el único propósito de que ella algún día pueda mirar atrás y se pueda sentir orgullosa del su padre... como yo me siento orgulloso de ella... de mis padres, mi hermano y mis abuelos.
Y aunque anhelo estar cada día con ella, reconozco que mi mayor temor es no estar a su lado cuando ella más lo necesite. Es por eso que una vez a la semana le escribo una carta -que espero nunca tenga que leer-, para plasmar en letras lo que quizás algún día no podré decirle viéndola a los ojos: que la amo más de lo que he amado a alguien en toda mi vida y cómo su existencia cambió para siempre todo lo que me rodea de una forma tan maravillosa, como jamás pensé fuese nunca a suceder. Le escribo sobre lo especial, inteligente, cariñosa, curiosa y hermosa que es. Como su mirada y su sonrisa es todo para mi. Lo mucho que creo en ella y lo feliz que me hace verla sonreír con esa alegría que ilumina y da sentido a toda mi existencia.
Le escribo siempre cómo, sin importar gane o pierda, siempre va a contar conmigo hasta mi último aliento. Porque ella es mi mayor orgullo y mi mayor felicidad; porque ella es la bebé, la niña, la adolescente y la mujer a que le pido a Dios nunca fallar. Porque ella es la razón por la cual la pregunta que me persiguió por años -"¿Cómo quieres que te recuerden?"-, ya no se escribe en plural para mí... tan sólo en singular. "¿Cómo quieres que ELLA te recuerde?". Porque ella es la respuesta a esa pregunta y mi razón principal para nunca volver atrás.
"En cuanto al capitán... algunos dicen que murió de sus heridas.... Otros, que regresó a su propio país... Pero me gusta pensar... que finalmente pudo encontrar esa pequeña medida de paz que todos buscamos... y pocos de nosotros encontramos...".
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