Desde mi ventana: Cuando todo este en contra...

Me importa un carajo que digan que no voy a lograrlo. Se lo que sido puesto en mi. Sé lo que llevo en mi interior. Pase lo que pase voy a lograrlo. Contra viento y marea. Se interponga quien se interponga. Yo voy a salir adelante. Yo no voy a dejar que mi vida tome el curso natural de las cosas. El destino pone las cartas, nosotros somos quienes las jugamos. Nuestro tiempo ha llegado. Es la hora. Le duela a quien le duela.

Determinación. Sangre en la espalda, sudor en la frente y puños preparados. Tomar el toro por los cuernos. Forjar mí destino con mis propias manos. Listo o no. Mi tiempo ha llegado. ¿Dónde están los que me acusan? ¿Quién se atreve a ser el primero en la lista? No hay temor en mis huesos. No conozco ese sentimiento. Pero tu sí. Lo veo en tu cara. Sabes lo que viene. Se que lo puedes sentir. Es el sabor de tu derrota. El olor de mi victoria. ¿Querías pelea? Tendrás pelea. He esperado toda mi vida este momento.

Yo soy el que sobrevivió. El rey de los imposibles. Al que muchos deseaban ver en las ruinas y la miseria. El que regreso de la muerte. El que ha venido por lo que le pertenece. Es hora de sentar las bases. Poner los límites. Hacer historia. ¿Qué puede perder un hombre que lo ha perdido todo? Estadísticas, gente e historia en contra. Más no se le puede pedir a la vida. Así como me gustan las cosas. Vamos. Golpéame. Dame con todo lo que tienes. Muéstrame de que estas hecho.

Porque todo lo que una vez ame ha sido llevado por el viento. Ya no tengo nada que perder. Lo he probado todo en esta vida. Construí un imperio sobre la arena. Mis huesos han sido quemados. Las cicatrices en mi alma lo comprueban. Nada que perder. Esta es mi vida. No pienso dejar que alguien venga ahora a decirme que debo hacer. Nadie se interpondrá en mi destino.  No pienso dejar nada a la suerte. Lo que ha sido puesto en mis manos, voy a usarlo y tú serás el primero en notarlo.

¿Creíste que me ibas a tumbar? ¿Realmente pensaste que me podías matar? Sangre, sudor y lágrimas. Mira mi rostro. ¿Lo puedes ver? Aún sigo de pie. ¿Qué se siente? No me digas que ese fue tu mejor golpe. ¿Por qué tiemblas maldito? ¿Dónde esta todo tú coraje? Mírame a los ojos. ¿Es todo lo que tienes? Vamos, no me hagas reír. Aún sigo de pie. ¡Bien! Es mi turno ahora. ¿Lo sientes? Esa la furia de aquel que lo ha perdido todo. Es el sabor de tu derrota. El designio de mi victoria. El tiempo ha llegado. ¡Vamos hijo de perra! ¡Aún queda uno al que no has matado!

Escrito el 17 de Enero del 2003 en un viejo pedazo de papel. El día que iniciamos nuestra batalla personal. Siete años, siete meses y tres días han pasado desde ese día. Gracias a todos los que permanecieron a nuestro lado...

El comentario de la semana...

Solo faltan siete semanas para empezar el camino hacía un sueño que desde que tengo memoria, ha habitado en las profundidades de nuestro corazón. Siempre he dicho que quiero ser útil a la sociedad. Y esta es nuestra oportunidad de hacerlo. Mientras terminamos nuestra carrera de Ingeniería Industrial, la vida nos esta dando una gran oportunidad de seguir luchando por nuestros sueños. En siete semanas iniciamos nuestra carrera en Salud Ocupacional, una hermosa oportunidad que nos cayó del cielo para terminar nuestra carrera, y que nos abrió la puerta para desarrollarnos en un área que siempre hemos amado: el ayudar a quienes están a nuestro lado.

Nada sucede por casualidad. Si quieres algo. Hay que luchar por ello. Quienes nos conocen profundamente. Saben que ha sido un largo camino. Pero aquí estamos. De pie. Creyendo que todo es posible, si realmente puedes creerlo. El destino no toca a nuestra puerta, hay que ir a buscarlo en medio de la tormenta. Por eso quiero agradecer a todos los que nos han apoyado con sus palabras y comentarios a lo largo de estos tres años. Como siempre el merito es para quien puso aliento de vida en nuestro corazón. Nuestro eterno Salvador. Y nuestra familia que han dado por todo por vernos salir adelante. Y por supuesto, a ustedes mis amigos, gracias por acompañarme.

Un enorme abrazo...
¡Se les quiere montones!