Te hubiese seguido hasta el final...

Por Pablo Vargas | [email protected].

¿Cómo se despide uno de un primo que era más que un hermano?  ¿Cómo seguir adelante, cuando en tú corazón empiezas a entender que no hay regreso posible, que hay cosas que el tiempo simplemente no puede enmendar? En cada recuerdo hermoso de la infancia, mi primo Willy y mi hermano Sadrac, siempre están en mi memoria. Éramos los 3 mosqueteros. Todo lo hacíamos juntos. Éramos más que amigos o primos, éramos hermanos.  


Las aventuras y travesuras de niño que inventábamos subidos en el palo de manzanas de agua de abuelo Ricardo, las primeras acampadas y asustadas en "el bajo", las idas a Sarapiquí a la finca de Tío Guido, los paseos en el viajo Toyota de Tío Marcos, las idas a Esterillos en vacaciones con papi y mami, la vez que quebramos la cama de Sadrac jugando a WWF, las carreras de bicicletas en el plantel de Tío Juan, la vez que lloramos juntos, después de pelearnos por un mango y prometimos nunca más hacerlo, el saludo e idioma secreto que inventamos. 


Las caminadas por el río Cajón, buscando tesoros escondidos, las escapadas a la Poza y  las "trapeadas" con cariño de abuela Dora que siempre acompañaba con un vaso de aguadulce fría y una tortilla de queso, las mejengas después del cole en la plaza del Cajón, los campeonatos con el equipo del barrio y las carreras de regreso para estar a tiempo a las 4 p.m. y ver un nuevo episodio de Dragon Ball Z, levantarnos cada sábado y domingo a las 7 de la mañana, salir corriendo a tocarle la ventana, para pedirle permiso Tía Elma, que nos dejará jugar por "un ratito" en el Atari 2600, una pasión y amor por los videojuegos, que nos acompañó y unió por el resto de nuestras vidas, hasta la fecha.


Hace menos de un mes, estuvimos jugando un rato en la noche en línea. Siempre que podíamos, lo hacíamos al menos una vez al mes. Aunque fuera un ratito. Para recordar viejos tiempos y ponernos al día. Estaba tan emocionado, en su nuevo trabajo. Hablamos de lo cerca que estaba la segunda parte de Alan Wake y las ganas que le llevábamos. De la serie de One Piece y lo épico que sería Deathpool 3. Hablamos de lo grande que estaba Ricardo, de lo mucho que amaba a su bebita, de lo bien que la habían pasado su bebita Abi y Eli el día que se conocieron y el clic inmediato que hicieron y lo mucho que nos recordó a como nosotros éramos de pequeño, y lo rápido que el tiempo había pasado.


Hoy he llorado, como jamás pensé, uno pudiese llorar. Es como una pesadilla, de la que uno quiere despertar. Un accidente de tránsito mientras iba para su trabajo, nos arrebató su sonrisa, cariño, amistad y carisma. Pero jamás, se llevará nuestro recuerdo. Mi corazón está completamente roto. Pero te va a extrañar con cada pedazo de él.  Porque, ¿cómo se despide uno de un primo que era más que un hermano?  


¿Cómo seguir adelante, cuando en tú corazón empiezas a entender que no hay regreso posible, que hay cosas que el tiempo simplemente no puede enmendar?


Te hubiese seguido, hasta el final.


Mi primo. 


Mi compañero.


Mi hermano. 


Descansa en paz Will Mayckall.


Te llevaré por siempre en mi corazón.


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Sobre el autor

Mi foto
Escritor costarricense. Director de la Revista Level Up. Autor de la novela "El Hombre de la Rosa Negra" (ULACIT, 2009), y el microrrelato "Un café para celebrar" (Editorial Costa Rica, 2012). Actualmente se encuentra trabajando en su novela "Nueve minutos para la media noche" (2013).

Obras publicadas...



El Hombre de la Rosa Negra. (ULACIT) (2010) -Descargar-
Premio Joven Creación (Editorial de Costa Rica) (2012) - Descargar-

Lo ultimo en Ticoblogger